18 abril 2011

Paz y armonía

A la hora de encontrar la paz y la armonía en nuestras vidas debemos recorrer un largo camino, el cual nos llevará a lugares dónde nos encontraremos  nosotros mismos y dónde conoceremos lo maravilloso que el Universo nos otorga. Afrontar realizar ese viaje no será fácil, pero el resultado es hermoso. Dicho camino, para poder ser exitoso debe constar de 3 etapas: preparación, purificación y renuncias.


-- CUATRO PREPARACIONES --
1. Toma actitudes correctas hacia la vida.
Deja de ser evasivo, o alguien que vive en la espuma superficial, puesto que estas actitudes sólo pueden causar des-armonía en tu vida. Dale la cara a la vida sin miedo y sumérgete por debajo de su espuma superficial para descubrir sus verdades y realidades. Resuelve los problemas que la vida te proporciona y encontrarás que el resolverlos contribuye a tu crecimiento interno. Ayudar a resolver problemas colectivos también contribuye a tu crecimiento, y estos problemas nunca deben eludirse.
2. Vive tus buenas creencias.
Las leyes que gobiernan la conducta humana se aplican tan inexorablemente como la ley de la gravedad. La obediencia a esas leyes nos empuja hacia la armonía, la desobediencia nos empuja hacia la des-armonía. Puesto que muchas de esas leyes ya son comúnmente creídas, puedes comenzar poniendo en práctica todas las cosas buenas en que ya crees. Ninguna vida puede ser armoniosa a menos que creencia y práctica estén en armonía.
3. Encuentra tu sitio en el Esquema de la Vida.
Tú tienes una parte en el esquema de las cosas. Qué parte es ésa?, sólo lo sabrás yendo adentro de ti mismo. Puedes buscarla en silencio receptivo. Puedes comenzar a vivir de acuerdo con ella haciendo todas las cosas buenas hacia las que te sientes motivado, dando a estas cosas prioridad en tu vida por encima de las cosas superficiales que habitualmente ocupan las vidas humanas.
4. Simplifica tu vida para lograr que tu bienestar interior y tu bienestar exterior estén en armonía.
Las posesiones innecesarias son cargas innecesarias. Muchas vidas están recargadas no sólo de posesiones innecesarias, sino también de actividades sin sentido. Vidas recargadas son vidas inarmónicas y requieren simplificación. Los deseos y las necesidades pueden llegar a ser lo mismo en la vida del ser humano, y cuando eso ocurra, habrá un sentido de armonía entre el bienestar interior y el exterior. Tal armonía es necesaria no sólo en la vida individual sino también en la vida colectiva.
-- CUATRO PURIFICACIONES --
1. Purificación del templo del cuerpo.
¿Estás libre de todos los malos hábitos? ¿En tu dieta le das énfasis a los alimentos vitales: frutas, granos enteros, legumbres y nueces? ¿Te acuestas temprano y duermes lo suficiente? ¿Tienes bastante aire puro, sol, ejercicio y contacto con la naturaleza? Si puedes responder "sí" a todas estas preguntas, has andado un buen trecho hacia la purificación del templo del cuerpo.
2. Purificación de los pensamientos.
No es suficiente hacer y decir las cosas correctas: necesitas también pensar lo que es correcto. Los pensamientos positivos pueden tener influencias poderosas para el bien. Los pensamientos negativos pueden llegar a enfermarte físicamente. Asegúrate de que no existe ninguna situación conflictiva entre tú y algún otro ser humano, porque sólo cuando has cesado de albergar pensamientos hostiles lograrás la armonía interior.
3. Purificación de los deseos.
Ya que estás en este mundo con el fin de ponerte en armonía con las leyes que gobiernan la conducta humana y con tu parte en el esquema de las cosas, tus deseos deben enfocarse en esta dirección.
4. Purificación de las motivaciones.
Obviamente, tus motivaciones nunca deberán ser la codicia, o egoísmo o el deseo de autoglorificación. No deberías tener siquiera la motivación egoísta de lograr la paz interior para ti. El rendir servicio a tus congéneres debe ser tu motivación, antes de que tu vida pueda llegar a la armonía.
-- CUATRO RENUNCIAS --
1.Renuncia a la voluntad propia.
Tú tienes, o es como si tuvieras, dos yoes: el yo inferior, que generalmente te gobierna egoístamente, y el yo superior, que está presto a hacer de ti un glorioso instrumento. Debes subordinar el yo inferior, evitando hacer las cosas que no son buenas hacia las cuales te sientes motivado, no suprimiéndolas sino transformándolas, de manera que tu yo superior pueda tomar el control de tu vida.
2. Renuncia al sentimiento de separación.
Todos nosotros, en todo el mundo, somos células en el cuerpo de la humanidad. No estás separado de tus congéneres y no puedes encontrar armonía para ti solo. Puedes encontrar armonía solamente cuando te percatas de la unidad del todo y trabajas por el bien de todos.
3. Renuncia a los apegos.
Sólo cuando has renunciado a todos los apegos puedes ser realmente libre. Las cosas materiales están aquí para ser usadas, y cualquier cosa a la cual no puedas renunciar cuando haya rebasado su utilidad, te posee a ti. Sólo puedes vivir en armonía con tus semejantes si no sientes que los posees y, por tanto, no tratas de gobernar sus vidas.
4. Renuncia a todos los sentimientos negativos.
Trabaja por deshacerte de los sentimientos negativos. Si vives en el momento presente, que es realmente el único momento que tienes para vivir, tenderás a preocuparte menos. Si te das cuenta de que los que hacen acciones poco amables están psicológicamente enfermos, tus sentimientos de ira se convertirán en sentimientos de compasión. Si reconoces que todas tus heridas internas son causadas por tus propias acciones erróneas o tus propias reacciones equivocadas o tu propia inacción errónea, entonces dejarás de hacerte daño a ti mismo.