22 julio 2010

Géminis




"¿Me contradigo? Muy Bien, pues me contradigo...
Soy Grande. Contengo multitudes. Walt Whitman.

Ni contigo, ni sin mi.

Buenos aires. Otoño perfecto. Ignacio siempre la quiso, pero cómo ella le iba a creer si sus cambios de humor indicaban otra cosa.

Un dia era el héroe de la pelicula, el valiente caballero, el protagonista absoluto del amor cortés; otro día era el ser más escurridizo de la tierra, la hacía sentir un ser invasor. Ella trataba de comprenderlo, de ser sabia, aun en días festivos; hasta había gastado sus ahorros en un psiquiatra para salvar la situacion; asistió a videntes, casi se vuelve una erudita en sincretismo religioso.

Una vez un astrologo le dijo que tenia que comprender, que él había nacido con el sol en géminis, que eso lo explicaba todo.

Hizo lo indecible para remediar la relacion, se quedó sin dinero y buena parte del tiempo juró que él la habia utilizado para superar una crisis de identidad, pero no era asi, Ignacio la quiso, incluso hasta cuando no la queria.

Es verdad que siempre ha sido gemelo de él mismo, uno que lo habita y que es serio, responsable, concreto y centrado; el otro es un loco, Peter Pan, al que le aterra crecer, le da pavor el compromiso, lo paraliza la seguridad con responsabilidades; prefiere cambiar, prefiere no anclarse, ya le ha pasado varias veces.

Ha tenido muchos amores, perdón, ha tenido -mejor dicho- muchos encuentros romanticos, muchas conversaciones salpicadas de besos, si uno lo escucha hablar se queda atónito de su capacidad de decir, de sentir con el verbo.

Bien exclamaba su madre cuando era pequeño: "Creo que parí un politico o un vendedor"...El soñaba con ser escritor o filosofo. Hoy es un peligroso argentino, periodista de guerra, peligroso por lo acertado de sus observaciones, por lo arrojado en el ejercicio de su oficio.

Ha cubierto distintas guerras, franquicias del terrorismo y caóticas situaciones, ha exclamado, y en casos ha llorado ante la miseria humana, ante la pobreza extrema, en cada lugar ha conocido almas inquietas, decadentes, solas, curiosas y sensibles.

Una vez en la antigua Yugoslavia conocio a una fotografa corresponsal. Es española, temeraria, valiente con su camara; se hicieron grandes amigos, se contaron la vida tomando agua mientras el sonido de las bombas era la unica musica que sucedia alrededor.

Ella se llama Asuncion, es linda como una buena tarde de mate y tango, asi le decia...Hablaron, hablaron y hablaron casi hasta que se termino la guerra, estuvieron en real peligro muchas veces, eso los acercaba mas.

El pensaba y le decia que queria estar con ella para siempre, pero el "siempre" de Ignacio era tan relativo, tan dual.

Llego el dia de separarse. Por un lado estaban cansados de lo absurdo de todo, como existiendo tantas cosas que crear, es insolito que el hombre pierda tiempo y energia en el odio, que subraye tanto la diferencia. Pero por el otro lado, eso significaba tener que separarse.

Se prometieron los ojos, se intercambiaron discos, libros, fotos, caricias y lagrimas inteligentes, aunque no adultas. Ignacio le juro que le escribiria siempre, que se casaria con ella, que la buscaria pronto.

Cuando veia las fotos, ella intuía que no todo podia ser verdad. Ignacio, paradojicamente, salia retratado en ellas siempre diferente, es como si hubiese dos dentro de él. Pues si, no se equivoca. Al principio se escribieron como habian prometido, él incluso la llamaba, la extrañaba.

Asuncion, en un ataque de nostalgia, decidio darle una sorpresa. Llego a Buenos Aires, era un otoño perfecto, su estacion favorita, los ojos no le alcanzaban para fotografiarlo todo, estba emocionada, sensible, enamorada, llego al hotel y lo llamo , él atendio... reacciono desconcertado, un poco desatento, ella le dijo que le tenia una sorpresa, que pasara a buscar un regalo en el Jardin Japones, un sitio del que él hablaba mucho y donde tendia a recordarla.

Pasaron varias horas para que apareciera, y cuando llegó no lo hizo solo, en el coche habia una mujer que lo besó al bajarse. Ella sacó una foto de ese nefasto momento y salió a su encuentro. Cuando Ignacio la vio, se atribuló, evidentemente no sabía que hacer. Le pidió que fuera al hotel, que alla la buscaria, asi fue.

Asuncion y algunos tragos: Él le habló de su pareja, de que las quería a las dos pero de distinta manera, asi se hizo la tarde, la noche, el invierno. Ignacio no mentia, hablaba desde la verdad de cada uno de sus gemelos. Ella se largó a España con unas imagenes increiblemente bellas y tristes.

El aun le escribe, le pide, le dice...
Asuncion solo contempla y escucha a dos hombres que se llaman igual."


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